martes, 7 de junio de 2016

Extraño


Extraño es algo ajeno a uno. Te extraño es una sensación de añoranza inevitable.

Extraño. En el extranjero. Extranjería: ese lugar que te dice ser distinto y te imposibilita la facilidad de proceder. Extraño es si en esta ciudad haces una cuadra y no escuchás un idioma distinto al tuyo.

Te extraño es lo que me ocurre diariamente a la espera de la comunicación ordinaria, convencional, para reportarse y ser reportado, que tenía mi viejo. Extraño es que no se comunique. Aunque más extraño sería distinguir que sí lo hace. Con recuerdos, protegiéndonos con su extraña forma de querer que tenía. Mi viejo no te decía te quiero, no era franelero, te lo demostraba. Extraño a ese ser…

Extraño es quien no es reconocido por los patrones de normalidad de cada uno.

"Abuela te voy a extrañar muchísimo", fue como Ángel Di María eligió despedir a su abuela en el último partido de la Selección Argentina. Extraño es que el 5 de junio hayan coincidido mi abuela y mi hermana para morirse ese día. Una en 1980, la otra en 2013.

Uno no extraña a quien no conoció. Al menos concientemente.

Extraño es que estando en 2016 nadie haya inventado la forma de que no haya ser con hambre en el mundo.

El extraño se siente extranjero. El extraño es el distinto que no se reconoce en la masa. Las masas secas sí que son algo extraño. Extraño es ir al supermercado y encontrarse con convenciones y nombres tan ajenos a uno e irreconocibles.

Extraño es esto que me está saliendo escribir, siempre y cuando uno se centre en un espacio de juicio o rindiendo cuentas a algún tipo de normalidad standard con que se deben hacer las cosas.

Y la verdad es que estoy desembuchando estas extrañezas porque lo extraño. ¿Nada extraño, no?

No hay comentarios:

Publicar un comentario