domingo, 18 de marzo de 2018

En tu día

Nada más que hablar. Nada más que decir. Nada más que hacer. Vos mirá el show que yo me endulzo con un abrazo. Para adelante. Vos mirá para delante. Elegite una buena compañía, y dale con lo que te guste. No es otro el consejo que hubiera dado. Que dió. Nada lo cambia, pero él no está. Ese abrazo fornido, redondo, entero, que te envuelve el alma y te dice que todo está y estará bien. No se altera. Pero no está. Él. Físicamente. Esa inmensitud de ser que agitaba, que todo lo cuestionaba, que te quería de un modo inobservable, subrepticio, esmerado desde la concepción del acto inicial, sin tanta pompa o querer dejarlo claro con palabras, él estaba. Él está. El alma se abraza. Y esa sensación no se pierde. Nada lo cambia. Lo que se siente. No hay forma de explicar. Gracias. De lo imborrable y la mochila que uno lleva siempre encima. Dos años es muy poco tiempo para borrar. U olvidar. Y aparte nada más lo hará. Es el adn. Te extraño pa.

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